Mentira

El engaño. La falsedad. La calumnia. El fraude. La mentira, pura y dura, ha llegado a nuestro quehacer diario: respirar, comer, dormir… y tragar mentiras. ¡A saco! Tragar mentiras tras mentiras sin opción a rebatirlas, discutir o debatir, porque ipso facto el A.M.O. (Aparato Mentiroso Opresor) del régimen del diálogo unidireccional te apunta como “de los malos”. Porque los que mienten, según ellos, son los buenos. La mentira sin escrúpulos. La mentira por la mentira. Mentira sin preocuparse por esconder la verdad, mentira que te escupe no-verdades como puños y te aturde, y cuando quieres reaccionar a la mentira te está escupiendo otra. Mentiras y más mentiras sin medias tintas, sin pestañear, sin despeinarse, sin arrepentimiento, sin piedad y sin la mínima vergüenza. La mentira por vicio. La mentira enfermiza. La mentira jodida. ¡Jodida mentira! La mentira basura. La mentira podrida. La mentira sucia. La mentira cochina. La mentira asquerosa. La mentira de mierda. La mentira del político de mierda. La mentira de quién prometió luchar contra la mentira y que miente, incluso, a los que confiaron en él: miente a sus votantes, miente a sus compañeros de partido, miente a sus amigos, miente a sus familiares y miente hasta a sus padres e hijos. ¡La mentira del traidor! La peor de las mentiras. La mentira de un gobierno. Todo un gobierno, siniestro, mintiendo. Directores generales, mintiendo; ministros, mintiendo; vicepresidentes, mintiendo. Todos vomitando putas mentiras, uno detrás de otro, para taparse mutuamente sus putas mentiras. Putas mentiras porque son proxenetas de la política que prostituyen sus palabras, acciones y obligaciones para deshacer a su antojo lo establecido y no abandonar el poder, aunque para ello estos rufianes nos violen en manada, sodomizando nuestros derechos y libertades. Y, como no, la mentira del más mentiroso de todos, la mentira del cabecilla, la mentira del presidente tramposo, autoritario y dictatorial, el presidente mentiroso y narcisista que se esconde en su permanente mentira. La mentira de su dictadura personalista con disfraz de socialcomunista. La mentira que infecta y corrompe y ensucia todo con sus odios y enemistades. La mentira destructiva. La mentira que te roba, te exprime, te agusana, te reduce… La mentira que secuestra tu alma. La mentira muerte.

Es lo que nos queda.

Lo único que nos puede salvar del exterminio del embustero y sus secuaces, es el hecho de que la mentira no sólo ataca al que la recibe. También destruye al mentiroso. Y llega el día en que nadie le cree. Esperemos que la mentira les pase pronta factura.

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